A veces la gente cliché aburre. Te ven fumando y lo primero que te dicen es “Comenzaste a fumar porque veías que los otros lo hacían”,  “Comenzaste a fumar porque querías llamar la atención”, “Comenzaste a fumar porque no tienes personalidad”, “Comenzaste a Fumar porque Los beatles lo hacían”. Ay, niños repeat. No se dan cuenta de que la gente comienza a fumar porque se pone un pucho en la boca y lo prende. Así de simple. Si a uno le gusta, lo sigue haciendo y si no, no. Es solo cuestión de gustos. La multitud se mata buscando el origen y las consecuencias para restregársele en la cara a la gente y decir “te lo dije”.

Las consecuencias son un tema muy aparte. Tu mamá viene y te dice “Oye, ¿no sabes que a las chicas no les gusta el olor a cigarro”. Ilusa, la mayoría de mujeres que conozco fuman y la chica que querías que fuera mi esposa, fuma más que yo. Viene tu amigo que nunca fumó y te dice que Cerati tuvo ese accidente en el cerebro por eso. Mentira, fue una sobredosis de cocaína, eso a lo que le vas a temer siempre porque tu mamá te dijo que le tengas miedo a eso y que dones parte de tu sueldo a la iglesia. O tu neumólogo favorito (¿Quién diablos tiene neumólogo de cabecera? Más útil es un nefrólogo) con el cuento del cáncer. Pero cuando le preguntas ¿Por qué hay señores viejos que fuman 60 puchitos al día, que están más saludables que usted y que se mueren porque la mujer los atropella para quedarse con su dinero? Y de pronto te dicen que el cáncer no tiene un origen establecido, que es un misterio… Ok, Dr. Peyote.

Pero es inútil que le digas a la gente que en realidad los enfermos están enfermos por sus emociones mal tratadas y mal criadas. Mal desarrolladas por los padres que tampoco saben usarlas y mal conducidas por un sistema en el que solo vale saber matemáticas y que los cursos de orientación personal deben ser repelidos de los planes de trabajo porque tienes que ser igual que tu tío el exitoso que gana un sueldo estable, está en planilla, no ve a su familia y… Si… También fuma.

En esta sociedad solo vale lo que diga el médico. Y nadie se ha percatado de que el negocio del médico es asustar a la gente. Conocí algunos que quisieron asustarme con argumentos tales como “si tienes asma, estás prohibido de comer naranja porque te da un ataque” o  “tener mascotas es dañino para la salud. Lo mejor es evitar tenerlas”. Solo absurdos. Comer una naranja pone de buen humor a cualquiera, son ricas y aumentan tus defensas. ¿Pero ese aumento de defensas no será por lo deliciosas, jugosas y divertidas que son? (N.R.: Por un momento pensé que hablaba de bubis). Por otro lado, las mascotas suelen cambiarle la vida para bien a mucha gente. Pero para los médicos, más divertido es tener un pecesito. Claro, con tu pecesito puedes ir al jardín y hacerlo correr y saltar sin que lo pises o se seque con el sol… 

Luego algunos se dieron cuenta del gran mercado que existe con la “salud preventiva” y ¿en qué consiste? En asustarte, pero con estilo. Convierten en tus héroes lo macro, lo bio, lo integral, generalmente lo que tiene sabor a suela y te hace llevar la vida con privaciones y un poco más miserable, porque el resto come rico y tu no, por prescripción médica.

No estoy en contra de la vida saludable. Todo lo contrario. Muy a favor. Pero hay métodos y no creo que vayan por el camino del miedo. No tengo ninguno en especial y estoy dispuesto a descubrir mi camino hacia esa vida saludable. Justamente por eso he comenzado a cuestionar a mi propio ser acerca del consumo del cigarro. Mi consumo no es excesivo. No he llegado a los 40. Tampoco a los 30.  Pero hay cosas muy curiosas que le suelen suceder a uno y aún las recuerdo claramente (Eso implica que fumar no afecta la memoria).

Por ejemplo, cuando comencé la universidad, no había nada más paja que tomar mi café y fumar un Camel en la cafeta, mientras leía mis separatas. No era por pose, era por la experiencia sensitiva del exceso de cafeína más nicotina… Oh, claro, para algunos eso es estar drogado, para otros eso es estar “in” para mí solo era estar en la cafetería y punto.

De ahí vienen los sermones y los reglajes en casa. Era frecuente, a los 20, escuchar en casa cosas como “Eso es malo para tu salud, recuerda que eres asmático” o simplemente “No fumes, carajo”. Lo segundo era más convincente, pero siempre el cuerpo pedía, yo tenía como aliado a ese techo que nadie visitaba. Si alguien busca en el tercer piso de la casa, a medio construir, dentro de los huecos de los ladrillos, puede encontrar colillas de colección, como de Camel, Lucky, hasta Montana Nite, en edición limitada.

Pero siempre es la viejita quien detecta, misma espía de la KGB, a qué hora te vas, a qué hora regresas, los bolsillos de las casacas o pantalones y el olor de los polos. “Estuviste fumando” y la mente reacciona rápidamente “No, lo que pasa es que estaba con una chica que fuma, la besé y me pasó su olor”. Si tu viejita nunca ha fumado tienes suerte y se la cree. La generación que viene, no va a poder hacerla. Pero eso no quitaba el beso. Siempre hay una chica con la que compartes besos puchos y la cuenta…   

Pasó el tiempo y de pronto, me di cuenta de que mi voz no estaba sonando tan bien cuando cantaba en donde sea. No era lo que a mí me gustaba. No me importaba que mi voz le guste a alguien, pero si me importa si me gusta a mí. Y de pronto sentía que en 20 años aprox, podía convertirme en un Sabina… No por la maravillosa lírica, pero si por la voz... A todo esto. Sabina es un grande y Arjona siempre será un tipo que pretende ser Sabina sin saber leer.

Luego me di cuenta de que algunos pantalones ya no se veían iguales. Los bolsillos tenían menos espacio. Al principio pensé que me había puesto los pantalones de mi hermano, el flacucho, pero no. Eran los míos y trágico el destino de mis dedos. Ya que eran tan apretados esos bolsillos, para meter mis manos al bolsillo, mis cutículas sufrían y se dañaban hasta sangrar. Y opté por comprar otros pantalones. Pero eso no era todo.

Para solucionar esto, tenía que comenzar a hacer ejercicios. Listo el pollo. Esa era la solución. Salir a correr. Agarras el Mp4, te pones el buzo y te miras en el reflejo de la ventana de la sala, hecho un Rocky Balboa, pones la canción de trompetas de la secuencia de entrenamiento previa a la pelea. Abres la puerta y sales a la calle. Te das cuenta que es un momento de grandes aspiraciones, a cada paso sientes que estás creciendo, incrementas la velocidad del trote. Uno, dos, tres… Y sientes que ya no es un momento de aspiraciones… Te falta el aire, reduces la velocidad, das media vuelta y entras a tu casa. Grandiosos tres minutos de gloria personal. Lección aprendida: Pucho mata Cardio resistencia.

El pucho mata. Es lo que prácticamente dicen las cajetillas que se venden en nuestro país. Pero no han conseguido los resultados esperados. Se incrementa día a día el consumo de este producto. Aunque le suban los impuestos a su venta, se seguirá consumiendo. Se nota que no son observadores. En Chile, por ejemplo, las cajetillas vienen con un claro y amenazador mensaje que lo entienden los consumidores sin necesidad de saber el idioma. Y no necesitan la foto de un moribundo, como tontamente usan acá. Usan un grafico de un muñequito con una flecha que apunta hacia abajo, en la zona del vientre bajo de este muñequito, junto a un mensaje que versa ”Fumar produce disfunción eréctil”.

Más claro que eso no puede haber. Escuché en algún momento a alguien, que vino de Chile, decir que la tasa de fumadores había disminuido drásticamente luego de ese mensaje. Incluso me enseñó la cajetilla. Si, la cajetilla de los cigarros que ese amigo estaba fumando. Es obvio que el hombre es un temerario. Pero yo si entendí. Querido Ministerio de Salud: En vez de poner mensajes con fotos de gente que da pena por agonizante, ¿no pudiste ser más observador y trabajar al miedo como estas acostumbrado a hacer? Ese es un verdadero trabajo de cultura de prevención. Esa es una campaña de salud pública muy bien lograda. Porque yo, sin ser chileno, ya entendí el mensaje.

Así que poco a poco, no más. Ya entendí el mensaje. Ahora todo funciona bien, pero todo sea por un futuro placentero. Dejaré lentamente de hacerlo, pero no de golpe.

Para terminar... Video X genial que encontré... Para alucinar como entreno...